Recuerdo que mi abuelo aún tenía muchas cosas técnicas. Siempre quise fabricar y jugar yo mismo con cosas técnicas algún día. De pequeño jugaba con cerillas. Por supuesto, no se trataba solo de prenderles fuego. Me encantaba hacer rompecabezas con cerillas, como sumar dos a dos, ese tipo de cosas. Desde que mi abuelo me enseñó esos juegos con cerillas y cosas así, me encanta la técnica. Ahora escuchemos qué tienen en común la técnica y las cerillas.
Debo decir que no tienen mucho en común, pero lo tienen. Tienes que concentrarte, tienes que pensar. Si no entiendes nada, ¿cómo puedes idear algo tecnológico? Y la tecnología, la física y las matemáticas van muy bien juntas. Así que cuando podía resolver ejemplos matemáticos gracias a los juegos, podía entender los avances tecnológicos. Y jugaba con teléfonos móviles antiguos. Me gustaba que tuvieran muchos botones. También me gustaba poder desmontar un móvil roto. Me gustaba jugar con él.
Para ser sincero, no me interesaban los juguetes normales. Quería algo técnico. Mi abuelo lo entendía muy bien. A mi abuelo le gustaban las cosas técnicas. En el desván de mi abuelo había muchas cosas viejas. Y mi abuelo me dijo que tenía algunas cosas viejas que todavía funcionaban y que quería darme algunas de ellas, que tenían unos 12 años. Y me hizo mucha ilusión poder jugar con algo que me interesaba y me entretenía. Y luego mi abuelo me dio otro móvil viejo, que utilicé durante dos años. Me daba pena desmontarlo. Quería trastear con la tecnología, así que me quedé con este viejo móvil. Creo que es una bonita reliquia y un buen invento. También es un avance tecnológico, porque ahora tenemos teléfonos móviles.